Son las 8.00am y suena el despertador. Un sueño que no me aguanto me tienta a dormir, pero el Parkour es más fuerte... por hoy. En los próximos 20 minutos trato de dar un tirón a mi cuerpo para que despierte del todo y juego Metal Slug en la Nintendo DS.
Desayuno junto a mi gata y luego salgo, no sin olvidar una botella de agua y la pastilla para los adductores. El sueño me acompaña, me atosiga, me acosa. Atino a enfundar mis manos en los bolsillos, caminar lento y a escuchar musica con un audifono y medio.
Hace tiempo que no me encontraba con la Cancha de patinaje: en parte horarios cambiados, en parte obligaciones y en parte mucha flojera. La cadera y los adductores tambien. Caliento, elongo con dolor por el ácido láctico, mi fiel compañero que a veces sale de parranda, y empiezo con una flojera que no me la puedo. Saltos aleatorios y todo lo que concierne a un entrenamiento.
De pronto, el sol se esconde y mis ansias de un dia nublado florecen. Lamentablemente para mis anhelos, aparece el sol de nuevo. "Bueno, no pasa nada" digo y sigo entrenando, cuando de nuevo se nubla, pero vuelve a salir el sol. Decepción de cabro chico, nada más.
A lo largo del entrenamiento, alguien mas poderoso que yo decide que habia mucha luz y que la luz que pegaba en la baldosa era mucho para mis ojos, por lo que el cúmulo de nubes avanza a paso firme, hasta que se nubla: "¡bieeeeeeeeen!"
Para mi sorpresa y congoja, empieza una débil lluvia. Sigo entrenando, ahora con mas ánimo y más aún con la lluvia. En un par de minutos la lluvia arremete con fuerza y yo me saco la polera para sentir la lluvia. Termino de hacer 50 reversos con el lado izquierdo, porque soy ñurdo con ese lado, y luego hago cualquier cosa: ya sabia que por hoy habia terminado.
Me cambio la polera debajo de una solera y deja de llover... será po. Hay que caminar para que ver pasa con el liceo y las movilizaciones, y ver si sigo con tiempo para entrenar.